Arrancando motores


Hoy comienza este blog y en el relataré mis entrenamientos en forma de diario personal.
Según dice un título que tengo por ahí encima de alguna estanteria recogiendo polvo, soy entrenador de culturismo, o musculación que es el eufemismo que se utiliza en los gimnasios para no asustar al personal, que piensa que culturista es sólo un monstruo de más de cien kilos lleno de venas y estriaciones con un color de piel parecido a una tostada, pero según lo veo yo dentro de los lógicos puntos extremos, existe una amplia gama de personas que se acercan a las pesas sin ningún afán más allá de su mejoramiento personal, y en el fondo son tan culturistas como cualquiera.
Comenzé a entrenar algo tarde, justo cuando volví de la "mili", tenía 21 años, y eso es tarde para todos los deportes de competición, por eso cuando tres años después competí por primera y última vez quedando segundo en el peso ligero de un campeonato provincial, supe que mí genética no iba a dar mucho mas de si y fué cuando me planteé estudiar para seguir vinculado. Gracias a esa titulación trabajé dos años en un polideportivo explicando hasta la extenuación el press de banca, quedándome claro que enseñar es grato, pero enseñar siempre lo mismo es tedioso.
Desde el año 2.002 hasta el 2.005 dejé por completo de entrenar, embarcado en una búsqueda espiritual. Una dieta donde predominaban las grasas, los hidratos de carbono simple y un desequilibrio absoluto llevaron a mí cuerpo a una obesidad, que sin ser mórbida, no dejaba de ser obesidad con todas las letras.
En febrero del 2.005, recibí una invitación a la inauguración de un gimnasio de un excompañero de entrenamiento que lo había montado con un exalumno, allí empujado por mi mujer que se empeñó en que bajase un par de días por semana, volví a reengancharme.
Sobre junio se me produjo una tendinitis bicipital, probablemente por exceso de esfuerzo o por falta de calentamiento, ya se sabe, en casa del herrero, cuchara de palo, o por la edad simplemente, y con ella llevo desde entonces con tiras y aflojas, aunque la cosa va mejorando, tanto que me he decidido a montar este blog como testigo.

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